Entrevista a Felo Ramírez: Una charla con una leyenda

 
Felo Ramirez, miembro del Salón de la Fama, y el colega Damian L. Delgado

Tomado de ESPNDeportes, realizada por Damian Lorenzo Delgado Averhoff.

Acudió al encuentro con celeridad adolescente.
De la llamada, para hacerle saber que dos compatriotas suyos lo esperaban en el lobby del hotel Le Parker Meridien en la neoyorquina Manhattan, apenas transcurrieron escasos minutos.

Quién se atreve a decir que este hombre de baja estatura, andar seguro y vestir discreto tiene 91 años y sigue siendo la voz de los Marlins de Miami, pensé.
Las primeras palabras de Felo Ramírez -- a quien me tomo la licencia de llamarle Don Felo -- fueron dirigidas a Nelson Sealy, el autor intelectual de la peculiar encerrona que le montamos 'al viejo'. "¿Por aquí no venden lotería? He mirado y buscado por todos lados y nada", le preguntó, mitad en broma... mitad en serio. Ambos rieron a carcajadas y se fundieron en un abrazo como si fueran padre e hijo. Instantes después llegó la presentación de rutina. Cumplidos todos los protocolos comenzó en "serio" la charla con una de las leyendas de la comunicación deportiva en Latinoamérica y Estados Unidos.
En un escenario hipotético, dado que mencionó la lotería, ¿sería capaz de abandonar el periodismo por un "puñado de dinero"?, pregunté.
El ilustre bayamés -- Bayamo es una ciudad ubicada en la zona oriental de Cuba y pertenece a la actual provincia de Granma -- no esperaba la recta pegada del advenedizo. "Ja, ja, ja", sonrió. Luego exclamó: "bueno, uno se vuelve esclavo del dinero. Entonces imagínate tú".  
¿Pero lo dejaría?, riposté.
"Tengo que dejarlo porque cuánta gente habría detrás de mí", ironizó. Entonces tomó aire y dijo "No, no lo dejaría. Yo disfruto mucho mi trabajo; intensamente, fíjate que todavía estoy andando. Hizo una pausa y su sentencia fue clara: "si me muero con el micrófono en la mano es mejor".

Su carrera y sus anécdotas son harto conocidas entre los amantes del béisbol. No soy el primero ni el último que se ha sentido tentado por contar su historia en los medios, que lo ha llevado a disfrutar de cerca su gran pasión y ser inmortalizado en varios salones de la fama, incluyendo el de Cooperstown (2001). Allí está junto al argentino Buck Canel (1985) y el ecuatoriano Jaime Jarrín (1998), los únicos hispanos en conseguir semejante distingo.
"Es difícil que yo no haya contado algo. La vida mía está ampliamente abierta. Yo he sido muy afortunado. Dios me lo ha dado todo. Aunque las historias inéditas no te las quiero contar porque mi libro está a punto de salir y entonces si te digo todo no voy a poder vender ni uno (risas)". Hay libros que son objeto de culto y la biografía de Felo Ramírez puede ser uno de esos textos que devoramos sin pensar en tiempo, pero confieso que aquella mención no estaba en los planes.
 ¿Qué tan difícil es destacarse en un ambiente tan competitivo y llegar al punto de estar en el Hall de la Fama de Cooperstown?
 "Estar en Cooperstown es algo tan increíble -- exclamó -- fíjate que muchos grandes narradores, que merecen estar allí, fueron candidatos varias veces y sin embargo yo fui postulado una sola vez y la votación fue unánime. ¡Increíble!. Francamente. Este humilde campesino tuvo esa inmensa dicha". "Es algo que me cuesta trabajo explicarlo. Me emociona muchísimo. Por la forma en que ocurrió. Fue una sorpresa increíble. Lo que pasa es que cuando sometieron las cosas mías a Cooperstown las personas que lo hicieron presentaron un relato bastante claro. Hubo un momento en que el Comisionado del Béisbol me entrega un reloj. Antes se lo habían entregado a Buck Canel y a mi después. Fue por 25 en años en Grandes Ligas. Eran muchos más, pero a mi me pusieron también. Esa foto yo creo que influyó mucho. Era una foto donde estaban todas las grandes luminarias del béisbol aplaudiéndome y señalándome".
¿Le molesta que lo llamen el Vin Scully latino?
 "Ese es el mejor narrador que hay desde hace tiempo. Me enorgullece que me comparen. Es una figura grande. Tiene gracia, estilo. Es un ídolo. Aunque prefiero que me llamen por mi nombre".
La palabra campesino resonaba aún y de repente nos transportó hacia su natal Bayamo (22 de junio de 1923).
 "Yo salí en el 61. ¡Acabaron conmigo! Yo había hecho mi casa en Nuevo Vedado. Acabaron con mi casa y con todo. Un robo indecentísimo", dijo con resignación.
La narraciones del hit tres mil de Roberto Clemente, de los últimos cuatro innings y medio del juego perfecto que lanzó Don Larsen el 8 de octubre de 1956, en el quinto juego de la Serie Mundial entre los Yankees de Nueva York y los Dodgers de Brooklyn (permanece hasta la fecha como único juego perfecto en clásicos de otoño), y del jonrón 715 Hank Aaron son las que más gratos recuerdos le traen y las que siempre menciona como las más relevantes en su carrera. Pero de sus momentos más tristes son pocas las referencias que existen.
"El momento más triste fue cuando muere mi madre y yo estaba en Puerto Rico. Todo se relaciona con la familia. Separarme de mi familia, de mis padres. Yo era el único varón. En Cuba yo me sentía súper bien.

¿Es una leyenda urbana o no, que usted narra mejor el boxeo que el béisbol?
"Sí, yo narró mejor el boxeo, pero hace años que no lo hago. Tuve la dicha de transmitir peleas de los mejores hombres del momento. En una etapa donde estaban grandísimas figuras".
Aproveché la coyuntura y pregunté: ¿se puede decir que le gusta más el boxeo que el béisbol?
"No, no me gusta más, el problema es que para mí narró mejor el boxeo. El béisbol es único. El gran deporte. El boxeo es más movido y mi estilo me daba para hacerlo así a mi manera. Narré muchas peleas de Alí cuando empezó y predecía en cuál round noquearía".
 ¿Cuál es el mejor boxeador que ha visto?
 "El mejor que he visto se llama Sugar Ray Leonard. Lo vi en su esplendor. Tremendo. Vi a Alí, por supuesto, pero sinceramente como Leonard, nadie". Acto seguido comenzó a hacer alarde de memoria y enumeró una serie de grandes peleadores, entre ellos varios compatriotas suyos como Kid Gavilán. Pero de pronto interrumpió el diálogo para recordarme que "vamos a dejar algo para mi libro".
Pese a su reclamo casi le imploré por alguna anécdota graciosa. Ante mi insistencia, Don Felo accedió.
"Cuando comencé a narrar boxeo confundí el nombre de un peleador con el otro. Empecé a describir la pelea y le di a uno todos los golpes y la ventaja. Por el tercer round el que estaba al lado mío me dice 'oye ese del que hablas no es. Es el otro'. 'No me digas -- la pelea era a seis rounds, me aclaró. Entonces viré la tortilla y empecé a darle al otro hasta emparejar la pelea y ganarla", sonrió. "Ya la memoria no es igual, pero no me puedo quejar. Todavía transmito con un vigor y una fuerza tremenda", comentó.

En el mes de la herencia hispana no puedo evitar preguntarle sobre la importancia que tienen los peloteros latinos en las Grandes Ligas.
"Enorme. Han invadido el béisbol de Grandes Ligas. Fíjate que Venezuela siempre tuvo grandes jugadores, pero pocos. Ahora es un mundo de venezolanos". "Los dominicanos ni hablar. Una selección de dominicanos no hay quién le gane. Ellos han invadido totalmente el béisbol de ligas mayores. Tienen una clase tremenda. Eso tiene mucho que ver con que, por ejemplo, los Dodgers establecieron un campo de entrenamiento como nadie hizo antes en República Dominicana. Después todos los demás equipos los han imitado allí mismo y en otros países para reconocer y formar el talento".
¿Hoy pudiera hablarse de las Grandes Ligas sin los peloteros latinos?
"No, es imposible. Predominan. En cada equipo hay representación latina de un calibre inmensamente grande".
 ¿Qué diferencia a los peloteros latinos de los estadounidenses?
"La técnica suprema está aquí en este país. Pero el latino juega a matarse siempre. El empeño máximo por permanecer, que nadie le quite el trabajo".
¿Los encargados de votar para exaltar a Cooperstown han sido justos con los peloteros latinos?
"Hay algunos que merecían estar y no están. Miñoso, Tony Oliva. Hay muchos que no han recibido el apoyo necesario para estar allí".
 Al igual que Luis Tiant o Celia Cruz, los más jóvenes en Cuba apenas han escuchado de Felo Ramírez. Sin embargo, en Estados Unidos y Latinoamérica es una leyenda.
"Es lógico que no me conozcan. No tienen facilidad para escucharme muchas veces. Aunque sé que me oyen con bastante frecuencia. Físicamente no me conocen, pero saben. Claro que sí".
"Vas a seguir preguntando", dijo. Le respondí que apenas faltaban par de preguntas. Entonces Don Felo dirigió la mirada hacía Sealy y le dijo: "traidor". Comenzamos a reír.
Apremiado solté: ¿cómo abriría la transmisión del primer juego de la Liga Profesional Cubana en el caso de que su patria volviera a ser un país libre?
"Qué grande es Dios que me ha proporcionado este momento tan grandioso".

Hubo tiempo para mencionarle la Serie del Caribe.
"Ya no tiene el sabor de antes. Iban todas las estrellas. Narré en la 1era Serie del Caribe en la Habana en 1949. Allí Cuba ganó todos los partidos".
¿Y si Puerto Rico lo invita a narrar en la Serie del Caribe de San Juan 2015. ¿Lo haría?
"Yo viví en Puerto Rico un montón de años y adoro a Puerto Rico. Conmigo han sido increíbles. Tengo una estatua allí".
¿Pero narraría?, insistí. "Depende", respondió. "¿Cuba va a estar allí?", me preguntó.
Dije que sí y de inmediato su respuesta fue rotunda: "si Cuba va no me interesa narrar".
La interrogante obligatoria: ¿estará en la temporada de 2015 con los Marlins?
"Espero... Dios determina". Y después de una brevísima pausa lanzó: "soñé que esto había terminado".

Comentarios

Síguenos en Facebook