Jornada de locura (46 BB y 49 SO en 4 juegos)



Tomado de BaseballDeCuba.com, por Aliet Arzola
Ciego de Ávila amplió su ventaja respecto al cuarto lugar tras barrer a Isla de a Juventud, mientras Matanzas y Granma se consolidaron en los puestos de cabecera. Pinar del Río, pese a perder por segunda ocasión contra Holguín, mantiene vivas sus aspiraciones de clasificar por las derrotas de pineros e Industriales


La jornada de este martes en la 54 Serie Nacional de Béisbol convendrá olvidarla lo más rápido posible, más que nada por la terrible actuación de la mayoría de los equipos, ecuación de la cual tendríamos que dejar fuera, válido aclarar, al colista, Holguín, triunfador en toda la línea, además de Ciego de Ávila e Isla de la Juventud, protagonistas del único duelo con sentido en la fecha.

Justo por ese desafío comenzamos nuestro relato, pues Alaín Sánchez y Yoalkis Cruz se enfrascaron en un duelo de lanzadores que rompió la tónica del día, del cual emergió triunfador el refuerzo villaclareño de los Tigres, impecable en siete entradas de labor en las que ponchó a cuatro y permitió seis jits, sin carreras a su cuenta.

Cruz, importado tunero que lanza con los Piratas, también estuvo cercano a la perfección, pero después de siete capítulos sin permitir libertades, en el octavo le anotaron la única y decisiva del encuentro, sucia, por cierto.

Sencillos consecutivos de Yeniet Pérez, Osvaldo Vázquez y Orlando Lavandera sirvieron de preámbulo al error de José Ramón Velázquez en la conexión de Lavandera, el cual le abrió las puertas del plato al antesalista villaclareño.

Del cierre por los Tigres se encargó el espigado derecho Yunier Cano, quien cerró a ritmo de conga los dos últimos episodios, con seis bateadores retirados por su cuenta.

Fue este el choque más dinámico de la jornada, pues comenzó cercano a las nueve de la noche debido a un problema eléctrico, pero en poco más de dos horas bajó sus cortinas con el séptimo triunfo al hilo de los avileños, asentados cómodamente en el tercer lugar, con dos y tres juegos de ventaja sobre Industriales y los pineros, por ese orden.

Precisamente, los Azules de Lázaro Vargas perdieron en el Victoria de Girón matancero un duelo que controlaron en los dos tercios iniciales, colgados del brazo del novato Raidel Orta, y aprovechando las brechas de la defensa local, que cometió cuatro marfiladas en la noche.

Sin embargo, el relevo de los Leones poco pudo aguantar y sucumbió ante la presión del público y el empuje de los yumurinos, al punto de que concedieron seis boletos, que alcanzaron la docena al sumar los de Orta, aunque el joven diestro logró sortear las dificultades y solo permitió una carrera.

No fue así con los cinco apagafuegos a quienes recurrió Lázaro Vargas para defender la ventaja, primero de tres carreras y luego mínima, pero ninguno logró controlar sus envíos, y los Cocodrilos pusieron la paridad en el marcador y triunfaron en el final de noveno por jit decisivo del novato Ariel Martínez, el cuarto receptor del equipo.

De manera general, Matanzas anotó tres de sus seis carreras por boletos y una por pelotazo, prueba inequívoca del pésimo desempeño del staff capitalino, envuelto en grandes complicaciones durante las jornadas precedentes.

No obstante, Industriales conservó el cuarto lugar, último que da acceso a la postemporada, ayudado por la derrota de los pineros, sin obviar que Pinar del Río no pudo recortar distancias al perder por segunda fecha consecutiva frente al sotanero Holguín.

Los Cachorros orientales castigaron al estelar Freddy Asiel Álvarez y contaron con notable faena de Lander Moreira desde el montículo, además de que sus relevistas no regalaron boletos en todo el encuentro, detalle muy destacado en una fecha donde el descontrol fue la palabra de orden.

La máxima expresión del asunto la vimos en el estadio 26 de Julio de Artemisa, donde los Alazanes granmenses se llevaron la sonrisa 14-13 después de cinco horas y 13 capítulos, en los cuales se regalaron la desconcertante cifra de 26 pasaportes gratis.

En total, en la jornada se otorgaron 46 bases por bolas y 49 ponches, cifras casi idénticas, algo inédito y completamente incomprensible para un béisbol, en teoría, de primer nivel. Mucho habrá que revisar de cara a próximas fechas, porque de momento, el pitcheo hace aguas y reina el caos.

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